Durante los últimos años, el presupuesto de las comunidades autónomas para atención primaria (AP) ha sufrido un descenso del 13,2 por ciento. Esta insuficiencia presupuestaria tiene dos conscuencias graves. Por un lado, el abandono social de la AP; y, por otro, la ausencia de innovación organizativa. Los recortes en el primer nivel asistencial resultan paradójicos, ya que existen evidencias de que aquellos sistemas sanitarios que la potencian son más eficientes, tanto desde el punto de vista económico, como en resultados en salud.